La atmósfera de la Tierra está siendo constantemente bombardeada por núcleos atómicos que se mueven casi a la velocidad de la luz. Estas partículas de alta energía se originan en gran parte más allá de nuestro sistema solar, de estrellas distantes y galaxias galaxias. Estas partículas se conocen como rayos cósmicos.
¿De dónde vienen los rayos cósmicos?
Los rayos cósmicos se componen principalmente de núcleos de hidrógeno, que son solo protones singulares. Los rayos cósmicos se originan a partir de procesos de alta energía más allá de nuestro sistema solar, lo que incluye la formación de estrellas, supernovas y tormentas solares en estrellas distantes. Los procesos de alta energía despojan a algunos átomos de sus electrones y aceleran las partículas a velocidades cercanas a la velocidad de la luz. Eventualmente, algunas de estas partículas llegan a nuestro sistema solar e impactan el campo magnético y la atmósfera de la Tierra. La mayoría de los rayos cósmicos son núcleos de hidrógeno, y se estima que el 90% de todos los rayos cósmicos son protones singulares. Otro 9% son núcleos de helio, mientras que solo el 1% está compuesto por átomos más pesados que el helio.
Cuando los rayos cósmicos golpean la tierra

Los rayos cósmicos son muy difíciles de detectar en la superficie de la Tierra, y eso se debe a que nuestro campo magnético y la atmósfera forman un escudo protector alrededor de la Tierra que evita que la mayoría de los rayos cósmicos lleguen a la superficie. Como partículas de alta energía, los rayos cósmicos representarían una amenaza significativa para la salud humana. Afortunadamente, los rayos cósmicos rara vez alcanzan la superficie y casi siempre son absorbidos por la atmósfera o desviados por el campo magnético. Para detectar los rayos cósmicos, los científicos se basan en satélites en órbita terrestre y mediciones de globos a gran altura. Además, los rayos cósmicos pueden detectarse indirectamente por cómo interactúan con las partículas en la atmósfera terrestre. Por ejemplo, cuando las partículas de alta energía impactan en nuestra atmósfera, pueden cambiar la velocidad de las partículas en nuestra atmósfera, que luego se pueden detectar y medir desde la superficie de la Tierra.
Tipos de rayos cósmicos

Hay dos tipos de rayos cósmicos: rayos cósmicos primarios y rayos cósmicos secundarios. Los rayos cósmicos primarios son aquellos que se originan fuera del sistema solar, como el nacimiento de una estrella distante o una supernova. Los rayos cósmicos secundarios se producen por la interacción entre los rayos cósmicos primarios y las partículas de la atmósfera terrestre. Como se dijo anteriormente, los rayos cósmicos pueden impactar las partículas en nuestra atmósfera. Cuando esto ocurre, se crea una especie de “lluvia” de partículas que ahora poseen más energía que antes. Estas partículas son rayos cósmicos secundarios.